"El Sant Jordi se pone en pie ante el Orfeó Català". La Vanguardia, 15/10/09.
Acabo de llegar del Palau Sant Jordi, donde esta noche se ha homenajeado con más de treinta años de retraso a los fusilados y represaliados del franquismo. El acto ha sido organizado por Memorial Democràtic, institución pública de la Generalitat de Catalunya (cuyo objetivo es recuperar, conmemorar y fomentar la memoria democrática durante el período entre 1931 y 1980), el Ayuntamiento de Barcelona y la Associació Pro-Memòria als Immolats per la Llibertat a Catalunya.
El acto, que también conmemoraba que hace setenta años terminó la Guerra Civil y al que han acudido unas cinco mil personas, ha sido un espectáculo poético y musical . Su título era "Poètiques de resistència, somnis de llibertat" y ha estado integrado por una selección de poemas de Vinyoli, Pere Quart, Espriu, Gil de Biedma, Vázquez Montalbán y Joan Brossa (interpretados por Carme Sansa, Lluís Homar, Mercè Sampietro, Juan Diego, Juan Echanove y Julieta Serrano). En el apartado musical, Quico Pi de la Serra i Joan Manel Serrat han cantado un par de temas cada uno. Finalmente, el Orfeó Català, ha interpretado las adaptaciones de Què volen aquesta gent? De Maria del Mar Bonet, A galopar, de Paco Ibáñez, Com un arbre nu, de Lluís Llach i Al vent, de Raimon.
Del acto –además de su justicia- me ha llamado la atención el acierto de la organización, que solo ha dado voz a los poetas y creadores en un espectáculo que no ha llegado a la hora y media, y el acierto de incluir, además de a todos los demás poetas, a Gil de Biedma y a Vázquez Montalbán y sus textos Apología y petición y Conchita Piquer.
La mayor parte del público era de mediana edad para adelante. Gente joven, poca; gente muy joven, no había.
El ambiente ha sido mesuradamente reivindicativo. Se ha oído algún grito a favor de la tercera república y aplaudido y coreado algunas canciones. No ha faltado quien, blandiendo el retrato de algún familiar o muerto en la guerra o represaliado por el franquismo, lo mostrara abiertamente o lo agitara en dirección al escenario, con el deseo quizás, de que todo el mundo compartiera con ellos ese momento catárquico.
Curiosamente –o no- uno de los momentos más vibrantes del acto ha sido el espectacular aplauso de varios minutos al Orfeó Català, momento en el que casi todo el Sant Jordi se ha puesto en pie. Es obvio que la calidad de sus interpretaciones ha sido grande, la acostumbrada vamos, aunque adaptar canciones como A galopar a la estructura de un coro, tenía sus dificultades y a mí, que me gusta muchísimo Paco Ibáñez, no es la que más me gustó. Pero la gente estaba aplaudiendo, además de la interpretación del coro, otra cosa.
Alguien ha gritado algo contra el expresidente del Palau de la Música Catalana, que debiera estar en la cárcel y que aún no lo está, pero el grito apenas se ha oído y nadie lo ha secundado. Y yo me alegro: su apellido hubiera manchado un momento hermoso, sincero y muy digno. El aplauso, además, lo decía todo.
Subscric, fil per randa, el que diu el periodista Luis Fernández Zaurín al seu blog Por quién doblan las esquinas a La Vanguardia d'avui. La interpretació de l'Orfeó de "Què volen aquesta gent?" va ser impressionant, sublim, inoblidable. Hi vaig trobar a faltar un pèl d'emotivitat en algun moment (sobretot en les interpretacions d'en Serrat i el Pi de la Serra) i em va faltar la veu d'algú que representés directament els repressaliats pel franquisme. Res més a dir, al contrari. A l'entrada, a més, ens van lliurar també la memòria del reconeixement que la Generalitat ha fet ja a més de vint-i-dos mil catalans encara vius que van ser repressaliats molt majoritàriament no pel que van fer, sinó simplement pel que pensaven. Un gran document que evidencia la planificació, la duresa i l'horror de la repressió feixista. Una repressió que, només en aparença, va doblegar la veu del poble i que responia sistemàticament a les instruccions del sinistre general Mola: "hay que sembrar el terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulo ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros".
El acto, que también conmemoraba que hace setenta años terminó la Guerra Civil y al que han acudido unas cinco mil personas, ha sido un espectáculo poético y musical . Su título era "Poètiques de resistència, somnis de llibertat" y ha estado integrado por una selección de poemas de Vinyoli, Pere Quart, Espriu, Gil de Biedma, Vázquez Montalbán y Joan Brossa (interpretados por Carme Sansa, Lluís Homar, Mercè Sampietro, Juan Diego, Juan Echanove y Julieta Serrano). En el apartado musical, Quico Pi de la Serra i Joan Manel Serrat han cantado un par de temas cada uno. Finalmente, el Orfeó Català, ha interpretado las adaptaciones de Què volen aquesta gent? De Maria del Mar Bonet, A galopar, de Paco Ibáñez, Com un arbre nu, de Lluís Llach i Al vent, de Raimon.
Del acto –además de su justicia- me ha llamado la atención el acierto de la organización, que solo ha dado voz a los poetas y creadores en un espectáculo que no ha llegado a la hora y media, y el acierto de incluir, además de a todos los demás poetas, a Gil de Biedma y a Vázquez Montalbán y sus textos Apología y petición y Conchita Piquer.
La mayor parte del público era de mediana edad para adelante. Gente joven, poca; gente muy joven, no había.
El ambiente ha sido mesuradamente reivindicativo. Se ha oído algún grito a favor de la tercera república y aplaudido y coreado algunas canciones. No ha faltado quien, blandiendo el retrato de algún familiar o muerto en la guerra o represaliado por el franquismo, lo mostrara abiertamente o lo agitara en dirección al escenario, con el deseo quizás, de que todo el mundo compartiera con ellos ese momento catárquico.
Curiosamente –o no- uno de los momentos más vibrantes del acto ha sido el espectacular aplauso de varios minutos al Orfeó Català, momento en el que casi todo el Sant Jordi se ha puesto en pie. Es obvio que la calidad de sus interpretaciones ha sido grande, la acostumbrada vamos, aunque adaptar canciones como A galopar a la estructura de un coro, tenía sus dificultades y a mí, que me gusta muchísimo Paco Ibáñez, no es la que más me gustó. Pero la gente estaba aplaudiendo, además de la interpretación del coro, otra cosa.
Alguien ha gritado algo contra el expresidente del Palau de la Música Catalana, que debiera estar en la cárcel y que aún no lo está, pero el grito apenas se ha oído y nadie lo ha secundado. Y yo me alegro: su apellido hubiera manchado un momento hermoso, sincero y muy digno. El aplauso, además, lo decía todo.
Subscric, fil per randa, el que diu el periodista Luis Fernández Zaurín al seu blog Por quién doblan las esquinas a La Vanguardia d'avui. La interpretació de l'Orfeó de "Què volen aquesta gent?" va ser impressionant, sublim, inoblidable. Hi vaig trobar a faltar un pèl d'emotivitat en algun moment (sobretot en les interpretacions d'en Serrat i el Pi de la Serra) i em va faltar la veu d'algú que representés directament els repressaliats pel franquisme. Res més a dir, al contrari. A l'entrada, a més, ens van lliurar també la memòria del reconeixement que la Generalitat ha fet ja a més de vint-i-dos mil catalans encara vius que van ser repressaliats molt majoritàriament no pel que van fer, sinó simplement pel que pensaven. Un gran document que evidencia la planificació, la duresa i l'horror de la repressió feixista. Una repressió que, només en aparença, va doblegar la veu del poble i que responia sistemàticament a les instruccions del sinistre general Mola: "hay que sembrar el terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulo ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros".
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