"Del PCI a SYRIZA, de Berlinguer a Tsipras". Nueva Tribuna. 20/05/14.

En la década de los 70 del siglo XX, la referencia más clara del pensamiento político a la izquierda del reformismo socialdemócrata estaba en el PCI. El partido heredero del pensamiento de Gramsciera sin duda un ejemplo de intento de renovación en Europa Occidental de planteamientos que significaran una alternativa tanto al capitalismo existente como el modelo del comunismo burocrático de la Europa del Este.
Sin duda la existencia de una tradición marxista propia derivada del pensamiento gramsciano permitió que durante esta década y especialmente bajo la dirección de Enrico Berlinguer se produjera un proceso de fuerte renovación política que permitió que fuera el punto de referencia para toda la gente que buscaba una alternativa al capitalismo hegemónico en Europa Occidental.
En la tradición de Togliatti, Berlinguer consideraba que el partido debía hacer un papel pedagógico y de mediación en cuanto al aspecto político y social para lograr la concienciación de los sectores sociales más amplios.
El PCI y Berlinguer adoptan una serie de planteamientos sumamente renovadores en el campo de los partidos comunistas. Esto representó un ejemplo de previsión política, tratando de vislumbrar de forma anticipada fenómenos y problemas para plantear propuestas políticas para hacerles frente.
En primer lugar, el PCI de Berlinguer, reivindica una vía propia del comunismo italiano rechazando la idea de la guía y tutela de Moscú, posición que se incrementa a raíz de episodios como la intervención soviética para aplastar la "Primavera de Praga". Esta posición se complementa de forma coherente con el rechazo a los bloques militares tanto de la OTAN como del Pacto de Varsovia. A la vez hacen una fuerte apuesta por la construcción de un europeísmo económico y político, que comportó por ejemplo la presencia de una personalidad del PCI como Altiero Spinelli en el cargo de Comisario Europeo de Industria, Investigación y Tecnología.
En segundo lugar defiende una vía de cambio hacia el socialismo dentro de una sociedad democrática y plural, lo que conlleva la necesidad de un cambio en base a la consecución de una mayoría social, que debe construirse a partir de la conquista de la hegemonía cultural, social y política por parte del partido. Estos planteamientos se deriven del análisis de la realidad italiana, europea y mundial. A raíz de la experiencia del golpe de estado en Chile de Allende, surge el planteamiento del "compromiso histórico" y de la voluntad de un cambio de modelo económico y social por la vía de una amplia mayoría democrática. Esto conlleva a la vez abrir la puerta en el interno del partido a sectores de cristianos progresistas, lo cual era estratégico en un país ampliamente católico.
Un tercer aspecto que Berlinguer y el PCI plantean como un objetivo político prioritario es la denominada "Cuestión moral". En este sentido denunció que "los partidos italianos habían ocupado, desde el gobierno, las instituciones del estado que son del conjunto de la sociedad". Berlinguer alerta de "la ocupación de las instituciones de la seguridad social, empresas públicas, instituciones culturales, universidades, la RAI, periódicos importantes" y plantea la necesidad de actuar "de manera que la justa ira de los ciudadanos hacia estas degeneraciones no se convierta en una aversión al movimiento democrático de los partidos”. En cierto modo podemos ver cómo se avanzaron a un tema bastante actual como es el de la "corrupción" y / o "las puertas giratorias". El planteamiento de la necesidad de la moralidad en la política no fue escuchado por la clase política dominante, con la deriva que conllevó, primero con la denominada "Tangentopolió" y luego con la era Berlusconi. La posición del PCI y de Berlinguer era un intento voluntarioso de defensa y salvaguarda de las instituciones republicanas y de la propia sociedad como colectividad, es decir, una defensa de la propia idea de democracia.
Por último podemos citar que en el campo económico es un precursor de la necesidad de un cambio hacia un modelo económico de desarrollo más austero, no en lo que en la actualidad entendemos como "austeridad merkeliana" sino en la necesidad de considerar que hay una escasez de recursos y que habría que establecer un consumo mesurado. Planteaba un tema hoy propio del pensamiento ecologista ante la entonces denominada "sociedad de consumo", previniendo de la dilapidación de recursos y de la necesidad de potenciar los bienes públicos por encima del derroche individualista.
El PCI y Berlinguer fueron considerados los enemigos prioritarios por parte de los sectores conservadores italianos e internacionales. Incluso hubo intentos de "golpe de estado", intromisiones de los servicios de inteligencia estadounidenses, preocupación por parte de la OTAN etc. que se concretaron en los denominados "años de plomo" del terrorismo en Italia durante la década de los 70.
La muerte de Berlinguer 1984 y especialmente el colapso de la Unión Soviética provocó, como en el conjunto de los partidos de izquierda, una sensación de debilidad y de búsqueda de una nueva posición. Europa y el mundo occidental se situaron bajo la hegemonía de las fuerzas conservadoras, la resignación de la socialdemocracia y el camino hacia lo residual de los partidos comunistas, ello afectó también el PCI que intentó una camino desorientado sin final, con rupturas y escisiones, cambiando de nombre de forma sucesiva en su camino hacia el centro-izquierda, su adhesión a la Internacional socialista, y que acabó en la irrelevancia intelectual para la izquierda del actual PD, dirigido últimamente por dirigentes provenientes de la democracia cristiana.
El papel jugado por el PCI de Berlinguer como referencia de la izquierda más avanzada, se puede comparar al que hoy juega la Syriza de Alexis Tsipras. Él también representa un hecho innovador de una nueva izquierda, surgida de la unión plural de fuerzas, que hace frente, en el país más afectado por la crisis, a las políticas económicas y sociales de la derecha económica y política europea.
La crítica al "austericidio de la Troika", a la corrupción, a la defensa crítica de Europa, de otra Europa que esté al servicio prioritario de su ciudadanía, su defensa del pacifismo, la ecología, de otra política migratoria más social y menos policial. Todo ello conlleva un modelo alternativo a la actual hegemonía de la derecha y la resignación social-liberal, que lo hace el enemigo prioritario de los sectores conservadores. Y a la vez el referente en que reflejan todos los sectores políticos que desean un cambio. Porque, al igual que el PCI en su momento, tiene un planteamiento político innovador y una práctica política coherente con sus planteamientos. Y como en el caso del PCI, la posibilidad de una victoria de Syriza y Tsipras sobre el bipartidismo corrupto de ND y Pasok en Grecia, moviliza a los responsables conservadores europeos con la propia Merkel al frente en apoyo de los partidos corruptos, todo con el fin de evitar el triunfo de una alternativa en Grecia que pudiera significar un ejemplo que produjera el contagio en otros países.
Como hecho anecdótico cabe mencionar que en Italia se ha conformado una lista ciudadana de izquierdas "La Otra Europa con Tsipras" encabezada por Bárbara Spinelli, hija del Comisario europeo del PCI Altiero Spinelli.
Hoy, como en los años 70 del siglo pasado, parece que la renovación europea viene del sur.

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